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Remedios para infecciones micóticas o micosis (por hongos)

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Los hongos son un tipo de organismos parasitarios que incluyen los mohos y las levaduras. La infección micótica es un trastorno inflamatorio en el que los hongos se multiplican e invaden la piel, el tracto digestivo, los genitales y otros tejidos corporales, especialmente los pulmones y el hígado. Las infecciones micóticas de la piel reciben el nombre de tiñas.

Los hongos microscópicos, denominados dermatófitos, suelen vivir exclusivamente sobre el tejido corporal muerto, como el cabello, la capa externa de la piel y las uñas. El hongo crece mejor en lugares húmedos y oscuros, con mala ventilación y sobre piel irritada, debilitada o continuamente húmeda.

Las infecciones micóticas superficiales o micosis incluyen la tiña capitis (una infección del cuero cabelludo), la tiña de la barba (sobre la zona de pelo de la cara), la tiña corporis (en cualquier parte del cuerpo, como los brazos, los hombros o la cara), la tiña cruris o tiña crural (afecta a la ingle), la tina del pie o pie de atleta, la pitiriasis versicolor y la tiña ungueal o de las uñas. Las infecciones micóticas de la piel y las uñas son muy frecuentes en los niños, pero pueden afectar a cualquier grupo de edad.

Las infecciones micóticas sistémicas se producen cuando las esporas se inhalan o entran en contacto con la piel, o cuando existe un sobrecrecimiento de hongos en alguna parte del cuerpo. Suelen ser un problema grave en las personas que tienen el sistema inmunitario deprimido. La candidiasis es la infección micótica más frecuente. Cuando se produce en la boca, se denomina muguet.

Con menos frecuencia, afecta a las membranas mucosas de otras partes del aparato digestivo, la vagina, las válvulas cardíacas, el tracto urinario, los ojos o la sangre.

Las infecciones micóticas sistémicas incluyen la aspergilosis (que afecta especialmente a los pulmones y también puede diseminarse por el cerebro y los ríñones), la blastomicosis (una infección pulmonar que puede diseminarse por el torrente circulatorio), la coccidioidomicosis, la mucormicosis (que puede dar lugar a una infección muy grave que ponga en peligro la vida de la persona) y la histoplasmosis.

Los hongos están muy difundidos en el ambiente, de forma que no es raro que cierta cantidad de hongos y sus esporas acaben siendo inhalados o afecten a la piel. En condiciones de humedad, calor, irritación o erosión, estos hongos crecen rápidamente y pueden producir enfermedad.

Las infecciones micóticas superficiales pueden deberse a un sobrecrecimiento de hongos ya existentes, o la infección puede ser el resultado del contacto con una persona infectada o superficies contaminadas, ropa de cama o de aseo. Las infecciones micóticas pueden diseminarse de una parte a otra del organismo al tocarse o rascarse. Además, las infecciones de la tina ungueal se han asociado al uso de metilmetacrñato, una cola empleada para adherir las uñas aerificas.

Las esporas de los hongos suelen estar presentes en el suelo y es probable que sean inhaladas cuando se moviliza la tierra. Las infecciones micóticas sistémicas suelen contraerse de esta forma. Además, los hongos que normalmente habitan en los intestinos, como Candida albicans, pueden multiplicarse causando infección por sobrecrecimiento de este hongo.

Las tinas suelen producir lesiones pruriginosas, rojizas, descamativas y de forma circular en la piel, que se extienden fácilmente. Los pelos existentes en la zona de infección suelen caer o romperse, y la piel puede agrietarse. Esta también puede desarrollar una infección bacteriana secundaria. En la tina ungueal, las uñas pierden color, se rompen y se engrosan. La pitiriasis versicolor puede causar cambios en la pigmentación de la piel, que persisten hasta un año.

Las infecciones micóticas sistémicas se desarrollan lentamente. Los síntomas a menudo no existen o puede haber sólo una sensación de resfriado o gripe. Tos, fiebre, dolor torácico, escalofríos, pérdida de peso y dificultad para respirar pueden ser síntomas cuando evoluciona la enfermedad. Los síntomas adicionales dependen del tipo y del lugar de la infección.

 

Remedios populares

Remedio para infecciones micóticas #1:  Consumir una infusión de sello de oro a diario.

Remedio para infecciones micóticas #2: Aplicar 3 gotas de tintura de mirra cuando la infección micótica está ubicada en una zona pequeña y concreta de piel.

Remedio para infecciones micóticas #3: Aplicar directamente un diente de ajo crudo picado sobre la zona afectada.

Remedio para infecciones micóticas #4: Mezclar 1 cucharadita de agua con 1/2 cucharada de cúrcuma hasta formar una pasta.  Aplicar en el área afectada.

Remedio para infecciones micóticas #5: Empapar una bolita de algodón con aceite de orégano y aplicar varias veces al día.

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Remedio para infecciones micóticas #6: Efectuar lavados con vinagre en la zona afectada.

Remedio para infecciones micóticas #7: Realizar una infusión con 2 ramas de canela en medio litro de agua durante 10 minutos.  Realizar lavados con esta preparación en la zona afectada.

Remedio para infecciones micóticas #8: Aplicar gotas de extracto de semilla de pomelo sobre la infección micótica. 

Remedio para infecciones micóticas #9:  Aplicar infusiones de caléndula en la infección micótica varias veces al día.

Remedio para infecciones micóticas #10: Verter varias gotas de aceite esencial de menta al agua del baño. Este remedo ayuda a aliviar el picor vinculado con este tipo de infecciones.  Se puede utilizar también en forma de compresas.

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Remedio para infecciones micóticas #11: Mezclar 1/2 cucharada de aceite del árbol del té en 1 cucharada de aceite de almendra y aplicar directamente al lugar de la infección cutánea.

 

Recomendaciones

Adoptar una dieta saludable y donde se pueda incluir plantas  antimicóticas como ajo, salvia, orégano, entre otros.  También se aconseja el yogur de cultivos vivos para combatir infecciones micóticas como la candidiasis.

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Evitar el consumo de alimentos que contenga levaduras como la cerveza, vino y pan.

Evitar la ingesta de alimentos con exceso de azúcares y fermentados.

Consumir alimetos ricos en aceites grasos esenciales los cuales ayudan a reducir la inflamación de las infecciones micóticas sistémicas o superficiales.

Mantener una higiene personal adecuado especialmente para evitar las infecciones micóticas de la piel.

Lavar con agua caliente la ropa de cama, toallas, etc. que haya usado la persona afectada con infecciones micóticas.

 

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