Vitaminas y minerales para la próstata

La próstata está situada detrás de la vejiga y delante del recto, en la base del pene. Por su centro la atraviesa un conducto flexible, la uretra, que conecta la vejiga con el exterior y durante este tramo se llama uretra prostática, desde allí pasa longitudinalmente a través del pene. Por la uretra se transporta la orina y el semen.

Aunque aún no se conocen todas las funciones de la próstata, se sabe que, al igual que todas las glándulas, actúa como segregadora de diversas sustancias necesarias para el buen funcionamiento del organismo.

La próstata está continuamente produciendo enzimas, hormonas y el fluido alcalino del que se compone la mayor parte del flujo eyaculatorio.

Es importante observar que la próstata es un órano que se encuentra en crecimiento a lo largo de la vida debido a la constante producción de testosterona; hecho  que no representa problema sólo cuando su crecimiento se excede de la normalidad.  Para evitar esta situación, los nutrientes de los alimentos juegan un papel importante.  A continuación, algunos de ellos:

Vitaminas para la salud de la próstata

La vitamina B6, piridoxina, es necesaria para absorber correctamente el zinc (mineral esencial para la próstata y que explicaremos más adelante).

En este caso, debe recordarse que la misma también se reduce por consumo de alcohol. Aunque, si se administra esta vitamina, deben añadirse otras del mismo grupo, al igual que complementos de magnesio.

Minerales para la próstata sana

Diversos estudios han demostrado que el zinc reduce el tamaño de la próstata y los síntomas y molestias que caracterizan a la hipertrofia prostática beningna o HPB.

Este mineral tiene una importancia decisiva en muchos aspectos del metabolismo hormonal. Entre otros, reduce los niveles de prolactina, que es la hormona responsable de la asimilación de testosterona por parte de la próstata.

Al aumentar la asimilación, se activa la enzima 5-alfa-reductasa que provoca que la testosterona se convierta en dihidrotestosterona (DHT), a la vez que van disminuyendo los niveles de excreción de hormonas. Ambas vías de acumulación son las causantes de la HPB. Cuando hay un alto nivel de zinc, la actividad de la enzima 5-alfa-reductasa es menor, reduciéndose la formación de DHT e impidiendo la HPB.

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El zinc es un mineral que el organismo contiene en pequeñas cantidades y su acción se aprecia en la cicatrización de heridas, en la mejora del sistema inmunológico, así como también en la protección del hígado ante la agresión química, la formación de colágeno y la agudización de sentidos como el gusto y el olfato, entre otras funciones.

La dieta actual es pobre en zinc porque la presencia de minerales es cada vez más escasa en los productos que ingerimos, debido al empobrecimiento del suelo de cultivo provocado por la acción de una agricultura intensiva y agresiva con la tierra y el medio ambiente.

A su vez, la carne que consumimos -la carne roja es una importante fuente de zinc– procede de animales alimentados con piensos pobres, generalmente de origen industrial. A esto debemos añadir la gran cantidad de productos elaborados industrialmente que se ingieren en la actualidad, en los que se reducen significativamente, cuando no se eliminan, muchos de los nutrientes valiosos para nuestro organismo.

La próstata normal puede contener hasta diez veces más zinc que otros órganos del cuerpo humano.

En las personas mayores se aprecian niveles escasos de zinc, probablemente a causa de un funcionamiento inadecuado del páncreas que al disminuir sus secreciones no logra que se realice una adecuada absorción del mismo.

Otro de los motivos que se suman al anterior para producir una escasez de zinc por incorrecta absorción del mismo es que los estrógenos, cuyos niveles son altos en los pacientes afectados de hipertrofia prostática benigna, impiden su captación intestinal aunque haya un consumo adecuado del mismo a través de los alimentos de la dieta.

Conoce dieta para una próstata sana

Un factor a tener en cuenta es que la ingestión de alcohol disminuye la capacidad del organismo de captar zinc y además contribuye a su mayor eliminación.

El compuesto que ha demostrado la mayor eficacia es el picolinato de zinc. Su absorción por parte del organismo es la mejor en comparación a otras sales o compuestos del mismo mineral.

Lo cierto es que el zinc ha demostrado tener eficacia en diversas enfermedades de la próstata, incluyendo las prostatitis, en este caso por su efecto sobre el sistema inmunológico del organismo.

El magnesio por su parte es útil por su acción sobre el tejido muscular, porque mejora la capacidad de contracción y relajación muscular y contribuye a un aumento de la capacidad de defensa inmunológica del organismo, además de actuar, como ya hemos comentado, equilibrando las dosis altas de vitamina B6.

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Otra de sus funciones es que puede prevenir la formación de cálculos de calcio en la próstata, ya que es un antagonista natural de este último.

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