Vitaminas y minerales para los pulmones

La función primordial del aparato respiratorio es la de proporcionar oxígeno del medio ambiente a la sangre arterial y eliminar anhídrido carbónico de la sangre venosa.

Para ello se establece un mecanismo sencillo que incluye las siguientes fases:

1. Inspiración del aire exterior que, en condiciones normales, posee un 21% de oxígeno aproximadamente. Este aire penetra en el interior del organismo a través de las fosas nasales o de la boca gracias a la presión negativa creada por el diafragma y los músculos costales cuando expanden la cavidad torácica.

2. Intercambio gaseoso en los alveolos o pequeños sacos situados al final de los bronquios más pequeños, dentro de la propia estructura pulmonar. En este punto la sangre entra en contacto directo con el aire respirado e intercambia el anhídrido carbónico por oxígeno a través de una proteína que transporta llamada hemoglobina.

3. Espiración del aire hacia el exterior de nuevo de forma secundaria a la contracción de la cavidad torácica por la relajación de la misma musculatura y la tendencia de los pulmones a recuperar su forma normal.

El volumen de aire que entra en los pulmones en cada inspiración normal es de unos 500 mi aproximadamente, dependiendo siempre de la edad, la talla, el peso, el sexo y el estado físico del individuo.

La necesidad de oxígeno del organismo varía constantemente, pudiendo llegar a ser hasta diez veces mayor de lo normal durante el ejercicio físico intenso. Para controlar estas necesidades, el sistema respiratorio tiene una serie de mecanismos de adaptación que permiten regular la frecuencia ventilatoria, su ritmo y su profundidad.

Hemos podido observar, hasta aquí, la función  y la importancia que tiene los pulmones para la vida humana.

Para mantenerlo saludable y prevenir enfermedades, es necesario conocer los nutrientes que requiere.  En este sentido, se detallan las vitaminas y minerales para tener pulmones sanos.

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Vitaminas para los pulmones

Vitamina A En forma de betacaroteno, de 10.000 a 35.000 unidades internacionales IU diarias para mantener sanos los tejidos del conducto respiratorio.

Complejo B Una tableta con todas las vitaminas B todos los días, además de vitaminas B específicas, según se indique. Los asmáticos a menudo se benefician con entre 50 y 300 miligramos de vitamina B-6 al día.190 Tomar 100 miligramos de ácido pantoténico, 30 microgramos de vitamina B-12, y 50 miligramos de vitamina B-15 ha aliviado los síntomas de enfermedades pulmonares como el asma y el enfisema en numerosos casos.

Vitamina C y bioflavonoides De 500 a 5.000 miligramos de vitamina C y de 200 a 1.000 miligramos de bioflavonoides, en dosis diarias divididas, para fortalecer las frágiles bolsas de aire y ayudar a prevenir las reacciones alérgicas.

Vitamina D Al menos 400 unidades internacionales IU diarias para asegurar la absorción de la vitamina A y el calcio.

Vitamina E 32 unidades internacionales IU diarias para los niños; de 100 a 1.000 IU diarias para los adultos. La vitamina E es un importante ingrediente del fluido que protege las diminutas bolsas de aire de los pulmones; una insuficiencia allí podría permitir que los alveolos desarrollaran cicatrices, perdieran su elasticidad y que, al cabo del tiempo, murieran.

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Minerales para los pulmones

Calcio y magnesio De 1.000 a 1.500 miligramos de calcio, más entre 500 y 750 miligramos de magnesio al día. El calcio facilita la respiración al relajar los músculos que rodean los conductos bronquiales. A menudo, tomar una o dos tabletas de calcio cada hora, durante los ataques de asma, reduce su severidad. Casi siempre hay una deficiencia de magnesio, que es esencial para la asimilación del calcio, en los pacientes con enfermedad de obstrucción pulmonar crónica.

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Manganeso Algunos médicos europeos han obtenido buenos resultados con pacientes de asma a los que se les ha administrado 5 miligramos dos veces a la semana, durante 10 semanas.

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Sales de schüssler Una tableta de Kali. Mur. 6X y/o una tableta de Kali. Phos. 6X disueltas debajo de la lengua cada 20 minutos durante un ataque; luego, una vez cada tres horas durante el resto del día.

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