Remedios con bálsamo de Gilead, bálsamo de Judea o de la Meca
El bálsamo de Gilead (Cammiphora opobalsamum), llamada también bálsamo de Judea o bálsamo de la Meca, es una sustancia empleada en perfumes que deriva de la resina del álamo. Este árbol tiene una variedad originaria de África y Asia que mide entre 3 y 3,5 m de altura, aunque existen variedades que pueden alcanzar hasta los 30 m.
El nombre de la planta deriva de la antigua región de Gilead en Palestina, conocida por el gran poder curativo de su bálsamo.
Además de utilizarse en la composición de perfumes, el bálsamo de Gilead se emplea para aliviar trastornos de las membranas mucosas. Se toma por vía oral para mejorar la tos y las infecciones respiratorias. El bálsamo también es eficaz para aliviar la laringitis y el dolor de garganta. Puede combinarse con la uña de caballo para aliviar la tos.
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Preparaciones
La resina del álamo se recoge cuando rezuma del árbol durante los meses de verano. La cantidad obtenida es mayor cuando los niveles de humedad son elevados. Se pueden realizar cortes en la corteza del árbol para obtener la resina con mayor rapidez. También se recogen la corteza y los brotes de las hojas.
Para el tratamiento oral de la congestión del pecho, el bálsamo de Gilead se prepara en forma de tintura o jarabe. Para fabricar el jarabe, el bálsamo se combina en partes iguales con corteza de cereza e ínula helenium y la mitad de regaliz, todo ello mezclado con miel. Pueden tomarse tantas cucharadas de jarabe como sean necesarias.
Para el tratamiento externo de las contusiones, inflamaciones e irritaciones leves de la piel, el bálsamo se mezcla con manteca o aceite y se aplica cuantas veces sea preciso.
La corteza, que contiene pequeñas cantidades de ácido salicílico, puede combinarse con sauce y romero, y se utiliza como analgésico natural para aliviar la fiebre, los dolores musculares y el dolor artrítico.
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Precauciones
La venta y utilización de las plantas como medicinas, incluyendo el bálsamo de Gilead, no suelen estar regulados. Por lo tanto, los consumidores deben ser prudentes a la hora de utilizar y comprar plantas con fines medicinales. Siempre se aconseja la consulta previa con un médico o un farmacéutico.
En general, el bálsamo de Gilead es seguro si se emplea en pequeñas cantidades para la tos y otros problemas de salud leves. Sin embargo, algunas personas pueden presentar reacciones alérgicas a la resina. Además, los pacientes con enfermedades renales o hepáticas y las mujeres embarazadas o que dan el pecho deben evitar el uso oral del bálsamo de Gilead.
Actualmente, no se conocen interacciones del bálsamo de Gilead con los preparados farmacéuticos convencionales.
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