Remedios para ataques de pánico

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Los ataques de pánico se definen como crisis que se originan cuando el sistema nervioso autónomo se confunde e interpreta una serie de señales de forma errónea, lo que lleva a una situación límite.

La persona que lo experimenta percibe que está ante un peligro inminente, se siente amenazada y vulnerable y, para “sobrevivir”, reacciona poniendo los músculos en tensión, sudando, aumentando las palpitaciones o hiperventilando.

Cuando eso ocurre ante situaciones que no son ninguna amenaza real y no se puede retomar el control, se está ante un ataque de pánico

¿Cuáles son los síntomas que preceden a esa situación? Una crisis de ansiedad se da de forma repentina y el cuerpo empieza a tener reacciones físicas muy evidentes: mareos, sequedad de boca, sudores de manos y axilas, temblores, taquicardia, falta de oxígeno, dolor punzante de estómago o de cabeza, vómitos y llanto.

Quien sufre por primera vez estas crisis siente que se va a morir, le da la sensación que le está sucediendo algo parecido a un infarto y eso provoca todavía más “miedo”.

Hay una reacción física incontrolada que multiplica la ansiedad, por lo que se entra en una peligrosa espiral de nervios.

Ante la duda, lo mejor es acudir a urgencias, donde confirmarán que físicamente está todo bien y que el organismo no está sufriendo ningún percance y luego se pueden aplicar los remedios naturales que, a continuación, se detallan:

Remedios populares

Remedio para los ataques de pánico #1: Respirar profundo para retomar el control, hay que tener claro que al cuerpo no le está ocurriendo nada y que en ningún momento la vida está en peligro. Es necesario decirse que lo que se siente es solo una cuestión psíquica. Luego es encesario sentarse o tumbarse y cerrar los ojos.

Remedio para los ataques de pánico #2: Mojarse la cara y la nuca con agua fría.

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Remedio para los ataques de pánico #3: Verter en una taza de agua caliente 2 cucharadas de hojas de té verde. Dejar en infusión por 5 minutos. Adicionar, si se desea, un chorrito de jugo de limón y unas gotas de miel. Tomar 2 veces al día. Este remedio, según investigaciones realizadas, ayuda a disminuir el estrés del organismo y mejora los estados de ánimos. De allí que se considere ideal para combatir los ataques de pánico.

Remedio para los ataques de pánico #4 Colocar la palma de la mano sobre el epigastrio derecho (la parte de encima del hígado) y presione de diez a quince veces, con rapidez y fuerza. Este remedio de acupresión se deberá, aplicar, de forma preventiva; por las mañanas, inmediatamente después de despertarse y antes de levantarse. Este es un remedio de acupresión.

Remedio para los ataques de pánico #5 Apretar los puntos que se encuentran al golpear el dedo corazón con el pulgar puesto. Hay que golpear con fuerza unas cinco veces seguidas. Este remedio inmediatamente se sienta que el ataque está ocurriendo.

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Remedio para los ataques de pánico #6 Presionar las muñecas, precisamente en el lugar donde se toma el pulso. Lo más indicado para ello es emplear el pulgar de la otra mano, pero procurando presionar sólo dos o tres veces, con brevedad y sin excesiva fuerza.

Remedio para los ataques de pánico #7 Colocar el dedo corazón en el pliegue de la piel entre la nariz y el labio superior. y presionar la piel con fuerza contra los dientes. Aunque note una sensación desagradable, siga presionando este punto. Comprobará.muy pronto que los síntomas concomitantes desaparecen.

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Remedio para los ataques de pánico #8 Usar el remedio homeopátco Aconitum el cual se emplea con personas con un gran temor y ansiedad por lo que pueda llegar a pasarles. Viven su vida con susto, y el susto los paraliza. No pueden dormir porque temen que algo muy grave les ocurra en ese momento en el sueño.

Remedio para los ataques de pánico #9 Emplear el remedio homeopático Sulphur y Rhustox para los casos de pánico mezclados con ansiedad, con gran inquietud.

Recomendaciones

Acudir a un profesional para que intente identificar las situaciones que producen estos ataques y la persona luego pueda “reeducar” al cerebro para que comprenda que, en realidad, estas situaciones no son peligrosas y que no es necesario que el organismo se ponga en “alerta roja”. Igualmente será el profesional quien dé unas pautas por si vuelve a suceder.

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¿Qué técnicas se utilizan? Se enseña a actuar a través de dos vías: una preventiva y otra paliativa. Por ejemplo: Hay que inducir pensamientos positivos para contrarrestar aquellos negativos que se escapan y poner así la mente a “nuestro favor”.

En el momento en que se percibe el ataque, hay que dar órdenes al cerebro para que se centre en otras actividades que serán incompatibles con los pensamientos “preocupantes” que está alimentando. Así se desbloquea la mente. Y, sobre todo, pensar en positivo: “Voy a vencer el pánico, lo haré guiando mis pensamientos, con este control de mi mente y respirando despacio, lo voy a conseguir”.